sábado, 5 de abril de 2008

¿Qué importancia tiene la generación de Jesucristo a nosotros hoy?

“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce. “(Mat. 1:1-17 RVR 1960)

Desde Abrahán hasta Cristo (Mat 1:1-16), el itinerario de la historia de la salvación no fue un viaje triunfal. Se diría más bien que en él se mezclan la gracia y el pecado, una alternativa de luces y de sombras. Junto al amor de Dios, que sigue siendo indefectible, está el elemento humano, capaz de subir e inclinado a caer. Entre sus antepasados Cristo tiene santos y pecadores; tanto a los unos como a los otros no se avergüenza de llamarlos hermanos (Heb 2:11-12).

Aquella larga peregrinación que se extiende desde Abrahán hasta Cristo alcanza por fin la meta. María es el penúltimo eslabón de esta cadena genealógica. También ella por la vocación especial que se le ha asignado, es testigo de la fidelidad de Dios a sus promesas de querer estar al lado de los hombres (Gén. 3:15). La Virgen surge del río de las generaciones humanas como alba que prepara el día de Cristo, salvación eterna: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús el llamado Cristo" (Mat 1:16).

La genealogía es género literario reconocido en la Biblia para mostrar la vinculación de los hombres con la historia de su propio pueblo; y es, al mismo tiempo, título que garantiza la transmisión legítima de la bendición de Dios.

Dios se vale de los hombres para realizar su designio en la historia. Jesús está ligado para siempre con sus hermanos los hombres. Con él la historia ha llegado a un remanso de nueva vida divina. Sabemos que por la fe y no por la sangre recibimos de él el nuevo impulso creador. El nombre de Jesús anuncia la novedad de la salvación.

La obra del Espíritu se perpetúa en todo creyente que ha de ofrecer, también, su colaboración.

La lectura menciona a cuatro mujeres; algo insólito que requiere explicación. Podría ser que Mateo hubiera querido destacar una vez más el universalismo de la nueva alianza, prefigurada ya en la ascendencia del Mesías (de hecho, las mujeres son extranjeras); Cristo viene de la humanidad, no sólo de Israel.

Podría ser también que hubiera querido indicarnos que la salvación se ofrece no sólo a los justos, sino también a los pecadores (las mujeres mencionadas se relacionan con situaciones de pecado) y que, en todo caso, Cristo es solidario de la historia de los hombres, historias no de santos, sino de pecadores. Podría, finalmente, haber querido subrayar que el plan de Dios termina siempre cumpliéndose, si bien a veces por caminos desconcertantes. Las tres hipótesis no se excluyen. También (cf. Gen 38) manifiesta una voluntad obstinada de querer dar descendencia a Judá, a pesar de que es una mujer extranjera; así, a través de ella el plan de Dios avanza a despecho de los hombres y por caminos insospechados. Rahab (cf.Jos 2,1-11) recurre a todo con tal de permitir que el plan de Dios se realice, y toda esa obstinación se da en una extranjera. También Rut se describe como una mujer fiel y obstinada en su afán de conservar la línea del marido (la línea mesiánica), y una vez más se trata de una extranjera. Finalmente, la mujer de Urías recuerda el pecado de David (2 Sam 11-12); pero tal pecado no impide el plan de Dios. Así pues, la promesa de Dios se realiza a despecho de los hombres, por caminos desconcertantes e imprevistos. Junto a la línea de la sangre previsible está la línea de la sorpresa y de la elección. Junto al pueblo judío esta la obstinación de los extranjeros. Y entre los obstáculos que Dios debe vencer está el pecado. En definitiva, Cristo es fruto, más que de los hombres, de una voluntad de Dios que sabe seguir adelante incluso cuando los hombres pretenden cerrarle el camino.[1]

En la genealogía de San Mateo se manifiesta cómo obró Dios la salvación a través incluso de la resistencia humana. Aparecen cuatro nombres de mujer, todos los cuales despiertan el recuerdo del fallo humano. Son los nombres de Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías. Citar nombres de mujer en genealogías judías pre-cristianas es chocante, dada la situación de aquélla. Pero es aún más extraño que el autor sagrado no nombre entre las madres de Jesús a los grandes patriarcas como Sara, Rebeca o Raquel, sino a cuatro mujeres sin gloria y hasta con ignominia. Tamar (Gen. 38, 6-30: Ruth, 4, 12) se disfraza de ramera, después de quedar viuda y sin hijos, y seduce a su suegro Judá, que engendra en ella a los gemelos Fares y Zara. Y Fares aparece entre los antepasados de Jesús. Rahab (Jos. 2, 1-21, 6, 17-25) es la hospedera de Jericó, es decir, una cortesana; y es cananea, pagana, por tanto. Ella ha de ser la madre de Booz. Rut (cf. el libro de Rut), la bisabuela de David, es moabita, o sea, pagana también, grave oprobio según la concepción israelita. De la mujer de Urías (Il Sam. 11) -Mateo no nombra a Betsabé- David engendró a su hijo Salomón, y oscureció así su vida y la historia de su familia.

Tales nombres en la genealogía de Jesús indican que su prehistoria, la historia de Israel, es gracia de Dios e infidelidad, no gloria humana. Hay que agradecer a la misericordia, dirección e inagotable fidelidad de Dios que el movimiento histórico conduzca a la salvación, a pesar de las resistencias humanas. Según la economía eterna de Dios todos los caminos de la historia llevan a Cristo en el que todo es creado. El es la meta y el fin de la ley, la plenitud de los tiempos, el nuevo Adán que crea una nueva familia de hombres, es decir, una humanidad que vive del Espíritu Santo. Es el verdadero hijo de David, que erigió la soberanía de Dios sobre los hombres como soberanía de salvación.

Por eso las genealogías tienen una importancia cristológica enorme. Son los testimonios del carácter histórico y gratuito de la redención divina. Cristo no es una idea, el "Cristianismo" no es una ideología. Cristo está enraizado profundamente en la historia, tanto que se puede dar su genealogía y nombrar a sus abuelos y bisabuelos. Apareció en un hic et nunc determinado y no pertenece, como figura de leyenda, a un siempre intemporal.» (2)

Conocer sus generaciones nos ayuda entender bien quién es el Señor Jesús, saber y comprender quién era Él en la primera época.

Además, estamos en una época que ha dejado de ser cristiana, y ya muchos niegan la existencia real de Jesús, diciendo que en realidad Jesús nunca existió.

También nos permite encontrarnos mejor con el Cristo histórico.

También nos permite admirar mejor el misterio de su encarnación, y nos permite conocer mejor su aspecto humano y divino. También vemos en este relato que verdaderamente Jesús es el rey de los judíos.

«La división sistemática en tres períodos de 14 generaciones cada uno de ellos, nos sugiere que Mateo estaba pensando en un número simbólico. Algunos piensan que dividió de esta manera el registro de los antepasados de Jesús para ayudarnos a recordar más fácilmente, es decir, lo ordenó de esta manera como un “ejercicio nemotécnico”. Otros creen que eligió el 14 porque es múltiplo de 7, que es el número sagrado en el Antiguo Testamento. Pero lo más curioso de todo es que las tres consonantes hebreas que componen el nombre DAVID tiene un valor numérico que da 14. Así, la D equivale a 4, más la V que equivale a 6, y nuevamente la D que equivale a 4 nos da: 4+6+4= 14 (Tengamos en cuenta que el hebreo antiguo se escribía sin vocales) Se supone, con cierta seguridad, que Lucas conocía el registro genealógico de Mateo, y no lo copia sino que hace otro completamente diferente. Mateo comienza con Abraham y llega hasta Jesús, en cambio Lucas comienza con Jesús y concluye con Adán. Mateo piensa en su pueblo, Israel; Lucas en cambio tiene en cuenta toda la humanidad. Mateo sigue el curso legal, a través de José, en cambio Lucas sigue la descendencia de Maria, la madre de nuestro Señor.» (3)

Esto tira por la borda las tantas teorías erróneas de los orígenes del hombre, ya sea evolución, evolución teísta, casualidad, etc.

«Por eso Mateo mencionó todo tipo de gente, a propósito, diciendo que ésta es la genealogía del Mesías. Él estaba hablando a nosotros, acerca de ¿qué es lo que la genealogía nos enseña? Dios guarda su palabra y sus promesas a través de las profecías del Mesías años atrás. A pesar de lo que pase, las promesas serán cumplidas. La genealogía nos recuerda que Dios tiene una respuesta para cada mentira o escena del diablo. Él ha interferido en la vida de Salomón, un descendiente, Jeconía. En Jer. 22, él dice que fue maldecido y que nadie de su línea podría sentarse en el trono – Satanás pensó ¡Ahá!, José era de la línea de David a través de la línea maldecida. Pero José no fue el padre natural de Jesús o Jesús no sería el Mesías. Dios tiene cuidado de los detalles. Para ser un padre legal, José tenía que nombrar el hijo y enseñarle su trabajo. ¿Quién fue instruido para nombrar a Jesús? José. Dios cuida los detalles de tu vida también» (4)

En el documento electrónico ”El evangelio de Mateo: un evangelio eclesial”, dice así: «…Los nombres de tantos personajes significativos que han tenido, según el misterioso designio de Dios, un papel importante en la historia de la salvación y en la realidad del pueblo de Israel. Estoy convencido de que las palabras del “Libro de la genealogía de Jesucristo” contienen el anuncio esencial de la Antigua y de la Nueva Alianza, el núcleo del misterio de la salvación, que nos encuentra a todos unidos: católicos, ortodoxos y protestantes. Verdaderamente, la misericordia de Dios se extiende y se extenderá de generación en generación, “porque es eterna su misericordia”. Que esta lista de nombres de pecadores y pecadoras que Mateo pone de relieve en la genealogía de Jesús no nos escandalice. En ella se exalta el misterio de la misericordia de Dios» (5)

Notas:

[1] Bruno Maggioni, El Relato De Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 16

[2] Schmaus Teología Dogmática VIII La Virgen Maria Rialp. Madrid 1961.Págs. 172 S.

[3] ESTUDIO SOBRE LOS CUATRO EVANGELIOS 3 Texto seleccionado: Mateo 1:1-17

[4] Mateo lección 1 - Las generaciones hablan, http://www.redbiblica.com/index/

[5] Introducción El evangelio de Mateo: un evangelio eclesial (F. X. Nguyen van Thuan, Testimoni dellasperanza, Città Nuova, Roma 2000, 15-17.20, passim; edición española: Testigos de esperanza. Ejercicios espirituales dados en el Vaticano en presencia de S.S. Juan Pablo II, Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 2000). www.verbodivino.es/documentos/PrimerCapituloPDF/2080.pdf

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