domingo, 13 de abril de 2008

Niko Kazantzakis, cretense: El griego que disputó con Dios

Niko Kazantzakis, cretense: El griego que disputó con Dios

"He dicho al almendro: háblame de Dios, hermano. Y el almendro floreció". Eso decía el cretense.

Cuando escribía sus "Cartas al Greco", Niko Kazantzakis presentía su muerte: "reúno mis herramientas: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, la mente. Ha caído la tarde, la jornada de trabajo concluye, vuelvo como el topo a mi casa, la tierra. No es que esté cansado de trabajar, no lo estoy, pero ya se pone el sol...".

Fue bastante después de que se hubiese puesto el sol en la vida de Niko Kazantzakis, que decidimos el ejercicio impertinente pero indispensable de saber de él. Ahí estaba el griego. Vivo y atento. Vital y entero. Y esto dijo tras cada pregunta. A lo griego.

- ¿Qué es su obra, Niko?

"Mi alma entera es un grito y mi obra entera es la interpretación de ese grito...".

-Obra odiseica la suya...

"Es que todo hombre digno de ser llamado hijo del hombre carga su cruz sobre sus hombros y sube a su Gólgota. Muchos, los más numerosos, alcanzan el primero, el segundo, el tercer grado, jadean, se desploman en medio de su marcha y no llegan a la cumbre del Gólgota -quiero decir a la cima de su deber: ser crucificado, resucitar, salvar sus almas. Desfallecen, la cruz les infunde miedo, no saben que la crucifixión es el único camino de la resurrección, que no hay otro".

- Humana tendencia a la subida la suya...

"Siempre, durante toda mi vida, una palabra no dejó de tiranizarme y de azotarme, la palabra Subida. En mi obra he querido pintar esa subida, también las huellas rojas que ha dejado mi ascensión. Y esa línea sangrienta será la única huella que dejará mi paso por la tierra: lo que he escrito, lo que he hecho, está inscrito y grabado en el agua y ha desaparecido".

- ¿Cómo se muere con fe tan ferviente por la vida?

"Uno se dice: estoy saciado, calmo, ya no deseo nada, he realizado mi propósito y me voy. Pero el corazón se aferra a las piedras y a las hierbas, resiste y suplica, ¡espera un poco!".

- ¿Algún sueño?

"Sí, un sueño decisivo. Fue cuando sentí el retorno de mi abuelo. Entonces, ese día, le dije: abuelo amado, dame una orden. Mi abuelo sonrió y puso la mano sobre mi cabeza, y no era una mano sino un fuego. Y ese fuego llegó hasta las raíces de mi espíritu. Mi abuelo, entonces, me dijo: Llega hasta donde puedas, hijo mío... Abuelo, grité entonces, dame una orden más difícil, más cretense. Y bruscamente, no bien lo había dicho, una llama desgarró el aire silbando, el antepasado indómito de cabellera entrelazada con raíces de tomillo desapareció de mi vista. Sólo quedaba en la cumbre una voz hecha para ordenar y que hacía temblar el aire. Y me dijo, potente: ¡Llega hasta donde no puedas!".

- ¿Y Dios, Niko?

"El rostro más visible de la desesperación es Dios; el rostro más visible de la esperanza es Dios".

- ¿Cómo fue su juventud?

"Como todas. Una fiera ciega, incoherente, que tiene hambre y no come, que tiene verguenza de comer, que no tiene más que hacer una seña a la felicidad que pasa por la calle y se detendría de buena gana, y no hace esa seña; que abre el grifo y deja que el tiempo corra infructuosamente y se pierda, como si fuera agua, una fiera que no sabe nada que es una fiera, he ahí la juventud".

- La contradicción en la materia humana, ¿no?

"Sí. Yo sostuve una lucha entre la imaginación y la realidad, entre el Dios creador y el hombre creador, que embriagó mi corazón por un instante. Este es mi camino, gritaba, éste es mi deber. Cada hombre tiene la talla del enemigo que lucha con él. Me gusta luchar con Dios, aunque pierda. El tomó el barro y modeló el mundo, yo he tomado palabras. Él hizo a los hombres tales como los vemos arrastrarse en la tierra; yo modelaré con la imaginación y con el viento, con la materia de que están hechos nuestros sueños, otros hombres, que tendrán un alma, que resistirán al tiempo, y los hombres de Dios morirán y los míos vivirán".

- Presuntuoso, ¿no le parece?

"Me da vergüenza evocar esta presunción digna de Lucifer; pero era joven entonces, y ser joven quiere decir intentar destruir el mundo y tener la audacia de construir uno nuevo que sea mejor".

- Usted fue duramente "tocado" por la influencia de Nietzsche...

"Heridas profundas y benditas las que Nietzsche abrió en mí y que los misteriosos brebajes de Bergson no pudieron curar; las aliviaban un instante, pero pronto volvían a abrirse y corría la sangre. Pues en lo más profundo de mí mismo, lo que yo he deseado, mientras duró mi juventud, no era la curación sino la herida".

- A quién ha amado usted en la vida...

"Amé con pasión la soledad, el silencio, contemplar durante horas el fuego o el mar, sin necesidad de ninguna otra compañía; el fuego y el mar fueron siempre mis compañeros más fieles y más amados; y siempre que amé a una mujer es porque había encontrado en ella los rasgos esenciales del fuego o del mar...".

- Un recuerdo final, Niko...

"Recuerdo que a mi derecha y a mi izquierda, en ese camino, había viñas y olivos, todavía no se había vendimiado y las uvas colgaban, pesadas, apoyándose en el suelo. El aire olía a hoja de higuera. Una viejita que pasaba se detuvo, apartó de la canasta que llevaba algunas hojas de higuera que la recubrían, eligió dos higos y me los regaló.

¿Me conoces, abuela? -le pregunté.

Ella me miró sorprendida: No, hijo mío, ¿tengo que conocerte para darte algo? Tú eres un ser humano. Yo también, ¿no crees que basta con eso?

Se rio, con una risa fresca de muchacha y siguió su camino. Los dos higos rezumaban una gota de miel. Creo que nunca gusté otros más sabrosos. Mientras los comía, las palabras de la vieja me llenaban de frescor: tú eres un ser humano, yo también, ¿no basta con eso?"

Fuente: Niko Kazantzakis, cretense: El griego que disputó con Dios

Por Marco Antonio Pinto


2 comentarios:

Trinity dijo...

Me encanta esa frase... "ser joven quiere decir intentar destruir el mundo y tener la audacia de construir uno nuevo que sea mejor" La verdad, es que hace un par de años que tengo pegada la hoja del diario en donde sale este escrito.

Paulo Arieu dijo...

Hola trinity
Gracias por tu comentario
Saludos

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