martes, 8 de abril de 2008

El cristianismo en el medievo hispánico

El cristianismo en el medievo hispánico

A comienzos del siglo IV, se desarrolló el concilio de Elvira, que contó con la presencia de diecinueve obispos: es el primer dato histórico seguro con el que contamos sobre el cristianismo en la zona hispana.


El final del mundo romano marcó el sometimiento de la población hispana a los monarcas visigodos, que adoptaron el cristianismo católico a partir de 589 e intentaron desde ese momento la homogeneidad religiosa de su reino con la persecución de los judíos y los paganos. En 711 comenzó en la península Ibérica la expansión islámica, que produjo la conversión paulatina de muchos cristianos a la religión musulmana.


En la zona asturiana quedó un reducto no sometido al islam, desde el que se produjo una lenta expansión que se ha llamado «reconquista». No fue un movimiento constante, sino que tuvo momentos de retroceso dependiendo de la mayor o menor división que existiese entre ambos grupos enfrentados. Pero a partir del siglo XIII resultó imparable.


De modo definitivo las grandes ciudades de Al Ándalus fueron cayendo en manos de monarcas cristianos: Jaén, Córdoba, Sevilla, Valencia, Lisboa; aunque Granada resistió hasta 1492.






Reyes de tres religiones



El ejército de Raimon Llull contra la torre de la falsedad y la ignorancia, miniatura del Breviculum o Vida coetánea de Raimon Llull, manuscrito de Karlsruhe. Facsímil de la Biblioteca Nacional de Madrid. El ejército de Raimon Llull contra la torre de la falsedad y la ignorancia, miniatura del Breviculum o Vida coetánea de Raimon Llull, manuscrito de Karlsruhe. Facsímil de la Biblioteca Nacional de Madrid.
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Santiago «Matamoros»

Las relaciones entre las tres religiones en la península Ibérica fueron en ocasiones muy tensas. Las persecuciones a los que creían diferentes no fueron excepc...

Las etapas de guerra entre monarcas cristianos y musulmanes se alternaron con largas etapas de relaciones pacíficas, en las que los intercambios comerciales conllevaban también un mutuo influjo cultural y de ideas. La península Ibérica medieval fue un territorio fronterizo y multicultural. Por ejemplo, Fernando III de Castilla (1217-1252) se hacía nombrar «rey de las tres religiones», una denominación muy significativa de la voluntad de gobernar sobre una sociedad caracterizada por la diversidad.


Un ejemplo de intelectual abierto a la diversidad lo ofrece uno de los grandes sabios medievales, Raimon Llull (1232-1316), que escribió una muy variada obra literaria en latín, catalán y árabe, y fundó en Mallorca una escuela para el estudio de lenguas orientales, con la finalidad de formar evangelizadores que consiguiesen convertir por medio del convencimiento y el respeto de las culturas diferentes, en lugar de hacerlo por la imposición violenta.


En el ámbito artístico también se produjo un fecundo mestizaje cultural, cuyo mejor testimonio es el arte mudéjar, que se desarrolla a partir del siglo XII en los territorios cristianos peninsulares. Se caracteriza por el empleo de materiales, técnicas y motivos ornamentales propios del arte islámico en edificios de estructura y finalidad cristiana.






La conversión de Recaredo


La conversión de Recaredo, óleo de Antonio Muñoz Degrain (1840-1924). Madrid, Palacio del Senado. La conversión de Recaredo, óleo de Antonio Muñoz Degrain (1840-1924). Madrid, Palacio del Senado.

Los visigodos eran un pueblo germánico que había sido convertido al cristianismo por sacerdotes arrianos. Estos seguían las ideas de Arrio de Alejandría, que defendía que el Hijo, Jesucristo, era inferior en su naturaleza al Padre. Las posiciones de Arrio fueron condenadas en el concilio de Nicea en 325, que planteó que el Hijo y el Padre eran de la misma naturaleza.


Los visigodos de Hispania fueron arrianos hasta que, siguiendo a su rey, Recaredo, durante el III concilio de Toledo en 589, optaron por hacerse católicos.


Desde ese momento el catolicismo ha sido la forma de cristianismo que ha imperado en la península Ibérica.


Para muchos artistas y pensadores españoles del pasado, la conversión de Recaredo fue un rasgo de la identidad nacional. Por eso recordaban a este monarca, mientras que a su padre, el rey Leovigildo, lo veían como a un extraño.






Las catedrales góticas en España



Nave central de la catedral de Girona} (siglos XIV-XV). Nave central de la catedral de Girona} (siglos XIV-XV).

Las catedrales góticas fueron, a finales de la Edad Media, los edificios que representaban la riqueza y el poderío de una ciudad. A veces se tardaba más de un siglo en construirlas y buena parte de la población se implicaba en ellas con trabajos o donativos. En algunos casos se destruyeron iglesias anteriores para hacerlas en el mismo lugar. Fue habitual que durante siglos continuaran añadiéndose capillas, retablos, pinturas o esculturas y aún hoy en día sigue haciéndose en ocasiones, lo que nos da una idea de la importancia de las catedrales como edificios vivos.


El gótico llegó a España por influencia francesa. Podemos encontrar catedrales que, aunque respondan a un mismo modelo general, son muy diferentes entre sí.

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