jueves, 20 de marzo de 2008

Gottfried Leibniz

Gottfried Wilhelm von Leibniz (1 de julio de 1646 - Hannover, 14 de noviembre de 1716) fue un filósofo, matemático, jurista y político alemán, de origen sorbio, nacido en Leipzig en julio de 1646. Educado en leyes y filosofía, Leibniz jugó un importante papel en la política y diplomacia europea de su época. Ocupa un lugar igualmente grande en la historia de la Filosofía y en la de las Matemáticas. Descubrió el cálculo infinitesimal, independientemente de Newton, y su notación es la que se halla desde entonces en uso general. También inventó el sistema binario, en que se basan casi todas las arquitecturas de computación actuales. En este sentido puede considerársele, con justa razón, el abuelo de la informática. Uno de los temas por los que es usualmente recordado es el optimismo; por ejemplo, su conclusión de que nuestro universo es el mejor mundo posible que Dios podría haber creado. Junto con René Descartes, y Baruch Spinoza es uno de los tres grandes filósofos racionalistas del siglo XVII. Su filosofía se enlaza con la tradición escolástica y anticipa la lógica moderna y la filosofía analítica. Leibniz también hizo contribuciones importantes a la Física y a la tecnología, y anticipó nociones que aparecieron mucho más tarde en biología, medicina, geología, teoría de la probabilidad, psicología, ingeniería, y ciencias de la información. También escribió sobre política, leyes, ética, teología, historia y filología, incluso versos ocasionalmente. Sus contribuciones a esta vasta lista de asuntos está desperdigada en diarios y en decenas de miles de cartas y manuscritos no publicados. Hasta el momento, no se ha realizado una edición completa de sus trabajos, y por ello dar cuenta de todos sus logros aún es imposible.

Biografía

Leibniz era hijo de Friederich Leibnütz y Catherina Schmuck. Pronto comenzó a escribir su apellido como “Leibniz” en su edad adulta, pero los demás frecuentemente se referían a él como “Leibniz”, una ortografía que persistió hasta el siglo XX. También firmaba frecuentemente como “von Leibniz” y muchas ediciones póstumas de sus trabajos indicaban su nombre como “Barón G.W. von Leibniz”. A pesar de ello, no se ha hallado ningún documento confirmando que jamás se le haya dado un título de nobleza. En los siglos XVII y XVIII no era inusual que se insertase una partícula como “de” o “von” en los nombres para sugerir una nobleza que en realidad no les correspondía. En tales casos también se incluye a Voltaire, Beaumarchais y Beethoven.

Durante su infancia, su educación se realizó, casi exclusivamente, gracias a la lectura de la biblioteca paterna. Su padre había sido Profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Leipzig. Quedó huérfano a los 6 años. A los 12 años, hablaba latín y comprendía griego. Su primera formación oficial la recibe en la Nikolai Schule, Leipzig, donde sentirá gran interés por la lógica aristotélica de influencia escolástica. En 1661, entró en la Universidad de Leipzig. Posteriormente, en 1663, defendió su tesis Disputatio metaphysica de principio individui, obra muy influenciada por la lectura del pensador jesuita Francisco Suárez. Aquel mismo año, Leibniz partió hacia Jena,Matemáticas de Weigel al tiempo que estudiaba Historia y Jurisprudencia. En 1666 ya estaba en condiciones de adquirir el doctorado en Derecho, pero su facultad se lo negó, debido a su corta edad. Tuvo que trasladarse a la Universidad de Altdorf, donde siguió el curso de donde se doctoró con una tesis sobre el carácter histórico de la ley. Declinó entonces una oferta de un puesto académico en Altdorf, cerca de Nüremberg, y pasó el resto de su vida al servicio de las dos mayores familias de la nobleza alemana.

Carrera

Un esbozo de la carrera de Leibniz es el siguiente:

  • 1666-74: Principalmente al servicio del Elector de Maguncia, Johan Philipp von Schönborn, y su ministro, el Barón von Boineburg.
  • 1672-76: Reside en París, haciendo dos importantes viajes a Londres.
  • 1676-1716: Al servicio de la casa de Hanover.
  • 1677-98 [courtier] primero para John Frederick, Duque de Brunswick-Lüneburg, y luego para su hermano, Duque y luego Elector Ernst August de Hanover.
  • 1687-90 Viaja mucho por Alemania, Austria e Italia, investigando para un libro que el Elector le comisionó realizar sobre la historia de la Casa de Brunswick.
  • 1698-1716: [courtier] para el Elector Georg Ludwig de Hanover.
  • 1712-14: Reside en Viena. Nombrado [councillor] de la Corte Imperial en 1713, por Carlos VI, Emperador del Sacro Imperio, en la corte de las Habsburgos en Viena.
  • 1714-16: Georg Ludwig, al convertirse en Jorge I de Inglaterra, prohíbe a Leibniz que le siga a Londres. Éste termina sus días en relativo olvido.

En 1672, el elector de Maguncia envió a Leibniz a París. Fue un viaje decisivo para el filósofo, en donde conoció a Malebranche, Arnauld y a Huygens, este último le inició en las Matemáticas de los pensadores modernos. Los dos primeros eran los filósofos más destacados de ese momento. También se hizo amigo del matemático alemán Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, con quién compartió correspondencia por el resto de su vida. La estancia en Paris le permitió no sólo conocer manuscritos inéditos de la obra de Pascal y del propio Descartes, sino también la utilidad práctica que posee el saber.

El contacto con Huygens le permitió descubrir que sus conocimientos de matemática y físicas eran insuficientes. Con él como mentor, comenzó un programa de autoeducación que pronto redundó en sus valiosas contribuciones en ambos campos.

De hecho, sintió gran admiración por la Real Academia de las Ciencias de Paris y de la Royal Society. Fue miembro de esta última, por la impresión que causó una máquina de calcular que había diseñado y fabricado, la primera que podía ejecutar las cuatro operaciones aritméticas básicas. Leibniz descubrió poco después el cálculo diferencial y en 1676 inventó el cálculo infinitesimal. Tras la muerte de sus empleadores, pasó al servicio del Duque de Brunswick. En su camino hacia Hanóver, se detuvo en La Haya dónde conoció a Leeuwenhoek, el descubridor de los microorganismos y a Baruch Spinoza, quién acababa de terminar su obra maestra, la Ética. Compartieron varios días de intensa discusión. Leibniz respetaba el poderoso intelecto de Spinoza, pero no le agradaban sus convicciones, que opinaba, contradecían la ortodoxia cristiana. Desde 1677 se halló al servicio de la Casa de Brunswick, y de tres de sus consecutivos señores. Allí fungió como historiador, consejero político y bibliotecario. Cultivó la amistad con diversas damas de la corte, tales la Electora Sophia de Hanover (1630-1714), Sophía Charlotte de Hanover (1668-1705) y Caroline de Ansbach. Fue corresponsal, consejero y amigo de ellas, en una relación más cálida que la que con él tuvieron sus esposos. La población de Hanóver era de sólo unas 10.000 personas, pero el puesto de Leibniz era sin embargo un gran honor, teniendo en cuenta el constante ascenso en que la Casa se halló en ese tiempo. Como resultado del mismo, en 1692 el Duque de Brunswick se transformó en Elector de Sacro Imperio y la Electora Sophia fue puesta en la línea de sucesión al trono británico según disposición de 1701. Leibniz tuvo su parte en las gestiones que condujeron a esa decisión. También se le adjudica haber utilizado por primera vez la palabra función que proviene del latín functo que significa acto de realizar. Dominaba el latín, griego, francés, inglés y alemán e incluso llegó a interesarse por la escritura china y el I Ching, manteniendo importante correspondencia con jesuitas que misionaron en China. Con todo, Leibniz, es sin lugar a dudas, el máximo exponente del pensamiento barroco, puesto que llegó a destacarse en todas las áreas a las cuales se dedicó: filosofía, matemáticas, teología, derecho, historia, física, por nombrar las más importantes. En el plano estrictamente filosófico, Leibniz desarrolló el concepto de Mónada, especie de reinterpretación de la noción aristotélica de sustancia.

Situación filosófica de Leibniz

Leibniz clausura una etapa de la filosofía. Aproximadamente, la época barroca, que tiene su inicio -filosóficamente-con Descartes. Esto quiere decir que aparece al término de una época de alta densidad metafísica. Al llegar a su madurez se han ido sucediendo con rapidez los sistemas racionalistas: Descartes, Malebranche, Spinoza...También se ha dado en esta época un marcado florecimiento teológico: Melchor Cano, Francisco Suárez, Domingo Báñez, Molina...Y Leibniz ha estado muy atento a los momentos estelares de estas dos grandes corrientes. Leibniz supera el desdén por la Escolástica que caracterizara a los pensadores superficiales del Renacimiento. Retorna de modo manifiesto a utilizar ideas aristotélicas y muchas medievales. Se dedica, además, a la matemática y a la nueva ciencia natural. De esta manera congrega tradiciones filosóficas, teológicas y científicas: resumen superior de su época en su integridad. Él es tal vez el primer idealista en sentido estricto.

Metafísica

Su dinamismo. En Descartes el ser era o res cogitans o res extensa. El mundo físico en su quietud era meramente extensión. En lo que concierne a la idea de fuerza era dejada de lado, por no ser algo más que confuso y oscuro y no predispuesto a transformarseen conceptos geométricos.

Mónadas. La de las mónadas es para Leibniz la estructura metafísica del universo. Sustancias simples que forman las cosas. Indivisibles e inextensas.Llegan a ser por creación y dejan de ser por aniquilamiento. No tienen ventanas o intercomunicación. Poseen cualidades y se diferencian entre sí. Cada una, refleja el universo de un modo específico. Cuando poseen conciencia y memoria puede hablarse no solamente de percepción sino de apercepción. Son las mónadas humanas. Tienen actividad y dinamismo propios. Es una sustancia individual, como la aristotélica.

Armonía preestablecida. Como no disponen de capacidad de comunicación deben tener una interacción prefijada desde siempre. Preestablecida por Dios en sus designios. Para eludir el problema de la comunicación de las sustancias se había apelado al ocasionalismo y al monismo.

Papel de DiosAsí es Dios quien asegura la relación entre mis ideas y el acontecer de la realidad de las cosas.En palabras del filósofo:"En rigor de verdad metafísica no hay causa externa que actúe sobre nosotros, excepto Dios, y él se comunica a nosotros inmediatamente en virtud de nuestra continua dependencia. De lo que se sigue que no hay otro objeto externo que toque a nuestra alma y que excite inmediatemente nuestra percepción. Así,no tenemos en nuestra alma las ideas de todas las cosas sino en virtud de la acción continua de Dios sobre nosotros..."(Discours de métaphysique)

Conocimiento

Percepción y apercepción.Las mónadas tienen percepciones. Pueden ser claras u oscuras. Las cosas tienen percepciones sin conciencia.Cuando los percepciones tienen claridad y conciencia y a un tiempo van acompañadas por la memoria, son apercepción, propia de las almas. Las humanas pueden conocer verdades universales y necesarias. Así, el alma es espíritu.Monadología. En la cumbre de la escala de las mónadas está la divina. Una buena fuente para profundizar esto último se encuentra en la

Leibniz distingue entre verdades de razón y verdades de hecho. Las primeras son necesarias. Las segundas no se justifican "a priori", sin más. Dos y dos son cuatro es una verdad de razón. "Colón descubrió América" es una verdad de hecho, porque pudo haber sido de otra manera, es decir, "Colón no descubrió América". Pero Colón descubrió América porque ello estaba en su ser individual, Colón (mónada). Las verdades de hecho, están incluidas en la esencia de la mónada. Pero solamente Dios conoce todas las verdades de hecho, porque en su omnisciencia y omnipotencia no puede haber distinciones de verdades de razón y de hecho de cada mónada. Sólo Dios puede comprender las verdades de hecho, pues ello presupone un análisis infinito.

Leibniz, en el orden del conocimiento, afirmará un tipo de innatismo. Todas las ideas sin exclusión proceden de la actividad interna que le es propia a cada mónada. Las ideas por ello son innatas. Leibniz se opondrá a Locke y a todo el empirismo inglés.

Teodicea

La teodicea intenta ser una justificación de Dios, por la presencia del mal en el mundo. Leibniz argumenta que Dios no quiere el mal moral, pero lo permite por ser condición para otros bienes mayores.Además, como Dios es omnipotente y bueno, se puede asegurar que el mundo que habitamos, con todas sus imperfecciones, es el mejor de los mundos posibles. Nuestro mundo, de esta manera, contiene el máximo de bien posible con un mínimo de mal.

Principio de Razón Suficiente

El principio de razón suficiente, enunciado en su forma más acabada por Gottfried Leibniz en su "Teodicea", afirma que no se produce ningún hecho sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. De ese modo, sostiene que los eventos considerados azarosos o contingentes parecen tales porque no disponemos de un conocimiento acabado de las causas que lo motivaron.

El principio de razón suficiente es complementario del principio de no contradicción y su terreno de aplicación preferente son los enunciados de hecho; el ejemplo tradicional es el enunciado "César pasó el Rubicón", del cual se afirma que, si tal cosa sucedió, algo debió motivarlo.

De acuerdo a la concepción racionalista, el principio de razón suficiente es el fundamento de toda verdad, porque nos permite establecer cuál es la condición —esto es, la razón— de la verdad de una proposición. Para Leibniz, sin una razón suficiente no se puede afirmar cuándo una proposición es verdadera. Y dado que todo lo que sucede, sucede por algo, es decir, si todo lo que sucede, responde siempre a una razón determinante, conociendo esa razón se podría saber lo que sucederá en el futuro. Éste es el fundamento de la ciencia experimental.

Sin embargo, dados los límites del intelecto humano, hemos de limitarnos a aceptar que nada ocurre sin razón, a pesar de que dichas razones muy a menudo no pueden ser conocidas por nosotros.

Una de las consecuencias generales para la física del principio de razón suficiente fue condensada por Leibniz en forma de aforismo: "En el mejor de los mundos posibles la naturaleza no da saltos y nada sucede de golpe", lo cual vincula dicho principio con el problema del continuo y de la infinita divisibilidad de la materia.

Véase también

Bibliografía Primaria

Bibliografía Secundaria

Enlaces externos

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