sábado, 29 de marzo de 2008

Antropología Tlapaneca

Miguel Angel Corral Chagolla


INTRODUCCION


1994 es punto de referencia obligado para los pueblos indígenas. El ¡ya basta! que se escuchó desde la Selva Lacandona, resuena aún en todos nuestros corazones, para luchar por una nación pluralista y democrática. Y ante esta propuesta lanzada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se han resquebrajado las propuestas del Gobierno, se ha venido abajo la "falsa imagen" de un país forjado con mentiras y falsas ilusiones... pero en especial se ha creado un ambiente concientizador en toda la sociedad.

Han pasado dos años, y fruto de ellos se encuentra el Foro Nacional Indígena, que parte de un movimiento indio que se ha ido consolidando en tiempos y momentos cruciales en la vida del país, y que tiene como bases más de 15 reuniones preparatorias y Foros Regionales, del norte al sur, dentro y fuera del país, a contracorriente de una situación militar y política que amenazó y amenaza la paz, el diálogo de San Andrés y la consecución de la paz con dignidad.

No puede, por tanto, pasar desapercibido ante nuestros ojos el hecho de que los pobres, los marginados entre los marginados son quienes en este momento histórico, han comenzado a reconstruir el país, pues son ellos quienes viven la pesadilla de las injusticias, de los privilegios de unos grupos sobre otros.

Y en esta reconstrucción he querido valorar ahora la vida de los indígenas, en especial de los tlapanecas, pues con en medio de ellos estuve trabajando a lo largo de un año. Con ellos trabajé, sufrí, compartí la tortilla y el frijol, viví gozosamente las fiestas religiosas que siempre se acompañaban con chilote... y donde me dí cuenta que la "cabeza piensa donde están los pies"

Con gozo puedo decir que los indígenas viven más humanamente que otros sectores de la población, a pesar o gracias a la poca influencia científico-tecnológica de las grandes ciudades, de las prisas; el ansia de ganar a costa de cualquier precio no se ha hecho presente en la Montaña donde viven, ni mucho menos han pasado a ser de esos hombres máquina que se dan a "montones" en las ciudades industrializadas. Con tristeza he logrado constatar cómo este grupo social es uno de los más marginados en nuestra sociedad, se les tiene en los rincones del país, en donde no se vean... porque afean el paisaje mexicano.

El trabajo lo desarrollaré siguiendo los siguientes puntos: en un primer momento haré un pequeño análisis de la situación en que viven los tlapanecas, pues no podemos comprender a un hombre si no comprendemos primero su entorno vital y su historia, para después analizar los rasgos característicos de esta población casi aniquilada.


1. VISION GEOGRAFICA DEL LUGAR


La Montaña de Guerrero es una región de la Sierra Madre del Sur, en el oriente guerrerense. De las 32 entidades federativas en la República Mexicana, la de Guerrero es una de las menos desarrolladas, aunque potencialmente encierre mucha riqueza.

Entre los 75 municipios integrantes de este convulsivo estado, en lo geofìsico y en lo social, este análisis somero se refiere a la vida de cuatro de ellos, más de cerca: Malinaltepec ("cerro del manojo de yerbas o de cordeleros"), Tlacoapa ("en el agua partida"), Zapotitlán ("lugar de zapotes") y, Ecatepec (uno de los municipios más jovenes).

Los montes, barrancas y ríos y pequeños llanos se ubican entre los 600 y 2,800 metros de altura sobre el nivel del mar.

El cordón de montañas que atraviesa Guerrero, con unos 80 kms. de ancho, constituye una barrera natural, por ahora infranqueable, entre Costa Chica y Tierras del interior.

Los bosques de coníferas disminuyen aceleradamente: necesidad de combustible, construcción de viviendas, erosión en marcha que se activa por una incosciente práctica secular, repetida mecánicamente desde los ancestros: el tlacolol (tumba, roza y quema); casi es un rito y costumbre de la que no se saben las consecuencias, forzados los tlapanecos a buscar siquiera una pizca de abono, a través de las cenizas, para conseguir una mazorquita más. La principal fuente de erosión y de deforestación está en el interés de gente del gobierno y de uno que otro prestanombre maderero, empeñados en la tala o en inventar trazos de carretera, ya en una u otra dirección, para explotar la madera, a costa de seculares y engañados dueños.

Son variados los climas, desde el tropical hasta el frío, para los tlapanecos, obligados habitantes de la rugosa Tierra Madre. La humedad es también bastante variable, según sea época de secas o de lluvias. El año cuando es bueno, se reparte en mitad de meses que llueve y mitad que no. La Diosa Madre aún da muestra de ser ingobernable en: arrebatados vientos que destechan casas, descuajan árboles, arrancan milpas... Los rayos, tan temidos como frecuentes en época de lluvias, son manifestaciones de Dios-akún (Rayo-Fulgor). Los temblores inquietan varias veces en el año a los tlapanecos, empeñados en hacer habitables estos parajes que tejen su Historia y les remiten a sus raíces: Fundadores y ancianos, inspiración y fuerza del alma tlapaneca.

Las turbulentas e implacables aguas, en tiempo de lluvias (junio-octubre) van desvastando la escasa tierra fértil, llegando a formar impresionantes derrumbes que evocan forzosamente la presencia de Fuerzas Superiores a quienes hay que aplacar.

Es difícil, casi imposible, el acceso de vías carreteras: infames y desesperantes polvaredas en secas, impredecibles lodazales en tiempo de lluvias: siempre peligrosos por lo escarpado, lo accidentado y lo rocoso del terreno.

Ya ni pensemos en suministrar energía eléctrica, prácticamente inimaginable en estas latitudes; menos se puede hablar de otros servicios a los que tiene derecho todo ciudadano, también el indígena: teléfono, telégrafo, red de agua potable, canalización de aguas negras, correo...

La vida de los tlapanecos, en estas condiciones, se reconoce como milagroso regalo de Dios que permite arrancarle a la Diosa Madre Tierra, un poco de sobreviviencia.

Este nicho ecológico es una Matriz, donde la propiedad comunal de la Tierra tiene sentido como: madre, diosa, historia, destino, templo, casa, plato, libro, archivo, calvario, enigma, medicina, olivos, tabor, muerte-vida, tiempo-eternidad.



2. UN POCO DE HISTORIA SOBRE LA ETNIA TLAPANECA


La historia de los Tlapanecos se pierde en la oscuridad de los siglos. Muchas fuentes históricas, muchos documentos han sido destruídos en distintas ocasiones. De cualquier manera se sabe que una parte de los Tlapanecos eran tributarios de los Aztecas, otra parte de ellos, en el sur, eran libres.

El punto central de los Tlapanecos parece haber sido la ciudad de Tlapa, que actualmente queda fuera de su territorio.

Según narraciones de los Tlapanecos, Dios los creó como a todos los hombres. "Había dos hermanos, uno era Dios y el otro era el diablo. Dios formó soplando sobre un puño de tierra. Le dio al hombre lo que habla, y luego fue a traer una piedra blanca y puso el corazón del hombre, pero antes había platicado con su hermano que cada quien formara el hombre. Entonces Dios formó a hombre y el diablo formó la serpiente; no pudo formar el hombre". "Los Tlapanecos vinieron del Norte en número de cuatro hombres y una mujer, y se establecieron en Tlapa".

El Tlapaneco José García, de Tlacoapa, contaba lo siguiente: "Cuan-do yo era joven conocí a un anciano que me dijo que los tlacoapeños provienen de Tlapa. Me contó que cuando los españoles llegaron a Tlapa, empezaron a comer todas las cosas que los tlapanecos habían producido. Por ejemplo, se comieron el maíz, los pollos,. los cerdos gordos, todas las cosas que les pertenecían a los Tlapanecos. A causa de ello, abandonaron Tlapa, donde en otro tiempo habían vivido".

Los tlapanecos, en el correr del tiempo, debieron sufrir influencia maya, olmeca, teotihuacana, azteca, mexica, mixteca... No se sabe si serán los mismos Yopis que, posiblemente, fueron considerados por los mexicas, como un señorío independiente: el de Yopitzingo. En 1480, miles de tlapanecos fueron llevados a Tenochtitlan para la fiesta de reinaguración del Templo Mayor.

Los Yopis fueron reconocidos como un pueblo especialmente religioso. En Tenochtitlan, uno de los templos estaba dedicado al dios Yopi: Xipe Totec. La Montaña era cantera de oficiantes. En más de una ocasión los tlapanecos fueron hechos tributarios. La identidad cultural de este pueblo tiene de 5,000 años de espesor.

No puede silenciarse un acontecimiento que partió la historia de nuestro continente en dos: irrupción de la sociedad y cultura española sobre el mosaico de pueblos indígenas, inferiores sólo en no haber desarrollado el uso mortífero de la pólvora.

La nobleza indígena fue incapaz, esta vez, de ganar el corazón del conquistador para su causa: la insaciable sed de oro utilizó la religión cristiana para esclavizar, empobrecer y aplastar al aborigen noble con toda y su floreciente cultura.

La Diosa-Madre-Tierra quedó trocada de la noche a la mañana en codiciable mercancía: los tlapanecos se vieron ante la alternativa: o esclavos y maltratados en su propia casa, peor que animales, o, volver a nacer luchando contra la inhabitable montaña. Cortés considero a los tlapanecos con mayor desarrollo social y cultural que otros; esto implicaba mayores y mejores tributos.

El año de 1531, los tlapanecos ("Hombres almagrados o colorados"), junto con otros indígenas, fueron vencidos por Gutiérrez de Bardajoz, después de siete años de lucha, consolidando el dominio hispano.

La evangelización de los tlapanecos se llevó a cabo hacia 1535, por los frailes agustinos Fr. Jerónimo de San Esteban y Fr. Agustín de la Coruña, quienes fundaron, en dos años y medio, 22 parroquias y 6 monasterios.

Vicente Guerrero, a quien el estado debe su nombre, nació en Tixtla, cerca de Chilpancingo y, junto con Morelos, trabajó por la causa insurgente en la región montañosa de esta sierra. Este sector ha sido escenario de luchas, de uno u otro tipo, a lo largo del tiempo.

Hoy en día viven unos 60 mil Tlapanecos en el Estado mexicano de Guerrero en la Sierra Madre del Sur. Ellos habitan chozas de barro al lado de las parcelas que cultivan. Las poblaciones, salvo algunas excepciones, son habitadas sólo en los fines de semana.

Los Tlapanecos tienen su propio idioma, un número grande de ellos habla también español: la enseñanza en las escuelas se da en español, por lo cual la nueva generación habla bien el español.

En 1960 llegaron los Misioneros Claretianos a Tlacoapa, los cuales han fundado una segunda estación misionera en Yerba Santa, y una tercera en Plan de Gatica.


3. ANTROPOLOGIA TLAPANECA


3.1 Características Generales

Al querer hablar sobre los tlapanecos, su forma de ser, de relacionarse con Dios, el cosmos y otros hombres, me encuentro con una característica principal de todos ellos. Es algo que sólo se capta cuando se empieza a comprender su idioma tlapaneco, a darle vida a todo lo que hacen y la forma como lo hacen. Esta característica creo yo que es la más importante: son los hombres de corazón. Si bien, todos tenemos corazón, pero aquí nos referimos a ese don que Dios les ha dado: vivir desde el corazón, sentir profundamente su relación con la naturaleza como madre, a quien hay que pedirle permiso para labrarla y recojer su fruto, además de entregarle las primicias; vivir desde el corazón es también vivir el perdón como el hecho de hacer blandito el corazón, para que pueda aceptar la reconciliación con el hermano.

En el campo político, resulta importante resaltar la figura de la autoridad en cada una de las comunidades tlapanecas, pues todavía es sentido como el verdadero Padre de la Comunidad. Apoyan, corrigen, señalan camino... con un único objetivo: mantener activa su lengua, vivas sus costumbres, en pie el servicio gratuito y el trabajo comunitario, floreciente y fructífero el ritual y la fiesta.

En el aspecto religioso podemos señalar como la estructura mental de los indígenas lo llevan a relacionarlo todo pues a todo le encuentran coherencia; para ellos Dios está en todo lo que ellos hacer; no hacen dicotomías: viven la unidad entre fe y vida, ser de Dios y trabajos comunitarios. Para su liturgia cuentan con la naturaleza: la noche, el oriente, la cueva o el cerro, la piedra, el copal, las hojas, las flores, los frutos de la tierra, el rezo y la banda, la cruz y el manantial.

3.2 Características del Hombre Tlapaneco

La etnia tlapaneca por su historia, su marginación social, su vida en la Montaña manifiesta algunas características de los hombres que la forman. Lo que describo es mi opinión personal, lo que yo descubrí en ellos, y en algunas ocasiones, lo que ellos me dijeron de sí mismos que yo interprete desde mi estructura mental, desde mis conceptos.

Estas características las he puesto en tres bloques bien difernciados para comprender cada aspecto de su antropología. Así tenemos, por un lado, la relación de los tlapanecos con la naturaleza, con el cosmos; por otro, su relación con lo supranatural, es decir, su sistema religioso; y, finalmente, su relación con los demás hombres, es decir, su vida dentro de la sociedad de la comunidad tlapaneca.

  • El tlapaneco y su relación con la naturaleza.

La relación del tlapaneco con la naturaleza es una relación diversificada. Tienen los lugares santos, sagrados, como son el cerro, la cueva, pero de esto hablaremos más adelante al tratar el tema de su relación con lo supranatural. Su relación con la Tierra es muy significativa, pues es considerada como la Madre, a quien hay que pedirle permiso para herirla, para sembrar sobre ella, y por esto, cuando llega la cosecha, se le ofrecen las primicias.

Conocen tan bien a la naturaleza que uno se queda asombrado. Saben cuando llueve, cuando habra secas, el día más indicado para plantar esta o aquella fruta... Y porque la conocen, la aman, la cuidan.

Un paisaje hermoso, un atardecer... son gratis. Y ellos, han aprendido a contemplar la naturaleza, a observarla cuidadosamente, a conocer el comportamiento de los animales, y examinar atentamente el proceso de crecimiento de las plantas. Horas enteras sentados ante el espectaculo más grande, sin ninguna preocupación, más que la de aprender de ella, por esto, hacer referencia constantemente a los cuatro puntos cardinales, que tienen mucha importancia en su vida, y por esto construyen sus casas de determinada manera, el petate lo colocan de esta otra, la capilla tiene que estar viendo a tal dirección, etc.

  • El tlapaneco y su relación con los demás.

Es común encontrar en las comunidades tlapanecas un sistema político bien organizado, como anotaba ya anteriormente. Dentro de este orden, donde participan todos los hombres ya casados, se organiza la vida de la comunidad: lo que van a realizar para mejorar su comunidad, la manera en que serán distribuídas las tierras de acuerdo a las necesidades de cada uno, y se trata de poner en armonía la vida de la comunidad. Cuando uno llega a este tipo de comunidades le parece que se está realizando la imagen de la Iglesia primitiva donde tenían un solo corazón y una sola alma, se repartían los bienes, etc.

El trato entre los miembros de la comunidad es muy singular. A los ancianos se les respeta; unos son ancianos por las canas, otros son ancianos por el papel que juegan en la comunidad. A todos se les respeta, y más aún, cuando son padrinos, pues entonces cuando se les saluda se lleva su mano a la frente, para significar el respeto que se les tiene. Aquí podemos rescatar la importancia que tiene el ser humano, el otro, entre los tlapanecos: todos los días se dan la mano para saludarse en la primera vez que se ven en el día; por el camino se detienen por lo menos tres minutos cuando se encuentran, y aunque a alguien no conozcan se detinen a saludar.

Cuando hablamos del trato que tienen los tlapanecos con otros visitantes podemos resaltar la alegría que muestran ellos; se sienten orgullosos de que alguien se interese por ellos. Y, puesto que poseen una religiosidad muy profunda, ven en cada visitante una bendición de Dios para todo el pueblo. Para ellos es un claro signo de que Dios no los olvida. Saben apreciar las fatigas y cansancios que han debido pasar hasta llegar a ellos. Por un lado pareciera que les causa dolor el que los otros hayan hecho tanto por ellos; por el otro lado reciben a los visitantes con un gran corazón, lo cual tratan de expresar a través de una serie de símbolos: flores, guirnaldas, presentes; por medio de los cuales expresan su alegría y su gratitud.

La relación hombre-mujer podemos situarla hablando de la "quema de leña" que es el ritual llevado por ellos para realizar el matrimonio. Desde nuestro parametros nos cuesta entender que no se lleve el proceso de noviazgo, pero entre ellos eso resultaría anormal. La quema de leña no busca tan sólo lograr un equilibrio social, sino también, una integración con la naturaleza, respondiendo a la necesidad de una armonía en el hogar.

Finalmente, podríamos decir que no todo es bello y de color rosado en la etnia tlapaneca, pues cuando hablamos de la mujer en cuanto tal pareciera que abrimos la página negra de la historia tlapaneca. La participación de la mujer en la sociedad tlapaneca es nula, como si no existiera. Esto se ve claramente cuando se llega a la "casa del pueblo", la comisaría, a donde solamente asisten hombres, desde los más pequeños hasta los más ancianos, pero... ninguna mujer.

La mujer, por su parte, repite patrones de conducta ancestrales. Por ejemplo, han aprendido de sus abuelas a doblar las manos, a soportar los golpes del esposo, a trabajar en casa y en el campo, a cuidar niños y traer leña a la vez... El hombre es el que manda, no sólo sobre la esposa, sino también sobre sus hijos, dándose el lujo de vender a sus hijas cuando cuentan con tan sólo trece años de edad, o cambiarlas por un galon de aguardiente, una caja de refrescos, pan, cigarros, etc.

Pese al comportamiento del hombre ante la mujer, encontramos en la etnia tlapaneca una concepción del hombre ligado profundamente con la mujer. Por un lado, entienden a un Dios Padre y Madre, y en su mentalidad no cabe la idea de que un hombre no tenga mujer, pues es parte de su esencia. ¡Qué contradictorio! Por un lado se considera como parte esencial del hombre y, por otro, se les maltrata y se les margina.

  • El tlapaneco y su relación con lo supranatural.

Quedaría incompleto nuestro trabajo de antropología tlapaneca si no consideramos al tlapaneco en relación con lo supranatural, es decir, si no hablamos de su religión, tan rica en contenido, simbolismo, etc. Por esto, quisiera presentar algunos conceptos básicos, o mejor dicho, algunas pistas de comprensión, sobre este punto, tan central en la vida de los tlapanecos.

  1. Aguardiente: hay ocasiones en que el uso del aguardiente lleva connotaciones culturales; en otras, más marcadamente religiosas, rituales. En todos los pueblo indígenas existe el uso de bebidas fermentadas como medio para facilitar y expresar la relación con Dios. Hay veces en que un chorrito de aguardiente o de chilote, es compartido con el fuego y con la madre tierra; luego, agradecidos, compartimos nosotros lo que de ellos recibimos. La borrachera, en general, a raíz de estas celebraciones, tiene un carácter y un manejo menos moralista que lo tiene para nosotros.
  2. Aliento: Se da vaho calientito a toda ofrenda. A todo lo que se ofrece a Dios su Hijo, deberá alentar la ofrenda. Dios reconocerá más fácilmente el sello distintivo, presente en su Hijo, hechura suya. El aliento dará fuerza a lo que se ofrece.
  3. Arco: como idea fija tienen la de construir el "arco florido" o con hojas creando así una tercera dimensión: la profundidad, la trascendencia, la espiritualidad. El misterio se crea en la cueva; en cuevas o nichos se pone a los santos de mayor importancia para la comunidad. En la cueva domina el misterio del Dios inescrutable, omnipotente, incomprensible. El tlapaneco tiene la cueva como un lugar especial para comunicarse con Dios. Y si la cueva no existe, la hacen. Cuando los santos salen del templo no pueden quedar a la intemperie; su lugar apropiado es la cueva.
  4. Aves, plumas: se afirma que la vida sólo es posible más que a cambio del sacrificio de alguien. De allí el sacrificio de animales en sus rituales.
  5. Cohete: debe ser fuerte, por necesidad para que signifique la fuerza y lo irresistible de Dios Akhún en el corazón de la tormenta. Akhún (San Marcos prestado al camuflaje) es la representación de Dios más importante y querida por los tlapanecos. El cohete, el toro, el castillo, son símbolos que remiten a Dios y a su comportamiento con los tlapanecos. El cohetón deja de ser folklor y se ubica en el contexto de la religión, de lo trascendente.
  6. Copal: junto con el fuego, es el más importante elemento de la Religión Tlapaneca. No he encontrado ningún tlapaneco que diga carecer de copal. Sus aromáticas nubes permanecerán durante todo el tiempo de la ceremonia. Es el suave aroma para granjearse a Dios. Sube y llegará infaltablemente a la presencia de Dios Padre y Madre.
  7. Costumbre, tradición y magisterio: con esta palabra se designa todo el conjunto de mitos ritos, formas de vivir, ética indígena, rúbricas, calendario, horas y... para hacer las cosas más importantes según la tradición. Está basada en un profundo sentido de respeto y veneración por la obra de los abuelos. Se transmite de generación en generación por medio de las prácticas, fiestas, rituales, etc.
  8. Dios Padre-Madre: Es un reconocimiento que atraviesa sin lugar a dudas, la vida y manifestaciones religiosas de los tlapanecos: papá de todos nosotros.
  9. Flores: aquí están representadas: la verdad, la belleza, la realidad efectiva de lo que se anhela, piensa, siente y se espera. Se quiere que esta oración y sus peticiones se cumplan. Es impensable la oración sin flor.
  10. Fuego: Una de las deidades secundarias, muy queridas y entrañablemente familiares es Anabatsun (Padre Fuego) y Rudubatsun (Madre Fuego). No hay ceremonia litúrgica sin fuego ni zahumerio. Sus olores son atributos divinos: el rojo es Dios vivo; el blanco es Dios que vive sufriendo, hace penitencia y muere por nosotros para estarnos dando Vida; el negro es la muerte de Dios, después de prestar servicio.
  11. Hojas: el verde está hablando de Vida, vida completa pedida por el sacerdote. Ninguna hoja se entrega sola sino juntas con otras; así vivimos en comunidad: unidos e interdependientes. Esta tarea de hacer comunidad de servicio, de oración, de trabajo, de festividad, de identidad, de historia y destino.. se repite constantemente.
  12. Humildad: el tlapaneco se reconoce pecador, pide disculpas y perdón, de palabra y con obras; por por delante su débil palabra.
  13. Música: es otro elemento festivo que constituye la entraña de la fiesta: tocar por tocar, por convivir, por aportar, por expresar; tocar hasta morir. Es otro de los misterios en la comunidad tlapaneca. Hasta el pueblo más pequeño tiene como orgullo y distinción contar con banda. La banda y la música van ligadas a la oración; los cantores-rezadores en la banda llevan la representación del pueblo cuando visita otra comunidad. Si hay varias bandas no hay problema: cada una interpretara su pieza; no se ubican en terrenos de competencia sino de colaboración para darle más brillo a la festividad.
  14. Procesión: es un elemento creador de los pueblos. La procesión será empezada dando la cara al sol porque se va en la búsqueda de Dios. Se completarán las 4 esquinas, caminando hacia la izquierda, y la procesión terminará en el encuentro y relación con Dios.
  15. Velas: es un elemento de los más importantes en la oración tlapaneca y la religión del pueblo. La luz de las velas dan fuerza a la oración. Ella parece dotada de movimiento, de vida: crece, sube, baja, se desplaza, tiene el riesgo de apagarse, quema y tiene colorido, da seña.

He querido rescatar los aspectos más importantes de la religión tlapaneca, y sin embargo me parece que nunca se terminaría de hablar de este aspecto tan importante en la antropología tlapaneca, pues es tan rico, tan abundante...


CONCLUSION


He querido hacer un análisis sobre la antropología tlapaneca y no sé si en realidad he contribuído en algo. Pero lo que me queda claro es que falta mucho camino que recorrer en el conocimiento de este grupo minoritario de la población mexicana, y para esto hay que vivir con ellos, pues no es lo mismo ver la realidad indígena desde fuera, como lo he hecho ahora, que vivirla, palparla, tenerla a cinco centímetros de nuestra vista.

La sociedad ha querdio llenar sus revistas de rostros indígenas, de historias, tradiciones, mitos y ritos... como queriendo revivir algo o para argumentar que no se les tiene olvidados en lo más profundo de la montaña. Pero este conocimiento de su existencia no basta. Se necesita vivir con ellos, con los pobres y como los pobres, para entender por qué se han venido a las ciudades a mendigar un pedazo de pan, por qué están en las esquinas estirando su mano débil...

Los tlapanecos se han convertido para mí en los mejores evangelizadores: un pobre me ha enseñado más cosas de las que yo pude aprender en la escuela, me ha enseñado a vivir. y vivir cerca de Dios, Padre y Madre. Me han enseñado a tener esperanza en la hora de la desesperanza, me han hecho comprender tantas cosas

Comentarios a: Miguel Angel Corral Chagolla cmf


http://www.gratisweb.com/kyrios_cmf/f-antlapaneca.htm

No hay comentarios:

Buscar este blog